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El congresista y exministro de la Producción, Pedro Olaechea, es un hombre muy práctico. No solo tiene claro el horizonte hacia donde espera llevar al sector industrial, sino que está convencido de que la academia es pieza fundamental en la fórmula ganadora de  agregarle valor a la productividad nacional en sus diferentes versiones. En ese sentido, no oculta su admiración y afecto por SENATI, por cuanto no solo ha participado activamente en su propuesta de crecimiento, cuando fue líder de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), sino porque en el esquema de desarrollo productivo que tiene actualmente la cartera, del ministerio instituciones como SENATI serán claves para la innovación.  En la siguiente entrevista damos cuenta de su visión del sector productivo nacional y su visión respecto a SENATI.   

Se habla mucho de la diversificación para impulsar la productividad en el país, ¿cómo visualiza este tema? 

Yo creo que antes de crear sectores que no sabemos cuáles son y a donde quieren ir, tenemos que hacer mejor lo estamos haciendo. El Perú tiene un enorme potencial agroexportador, creo que tenemos que revalorizar nuestras cadenas, esto significa que uno no puede tener buenas prendas, si no tiene buen algodón o buena lana.  Pensar en generar algo nuevo o que aún no dominamos, cuando la cadena está orientada hacia ciertas formas de producción, es algo desgastante.  A las pruebas me remito: el otro día hemos participado en un remate de cafés de alta gama y calidad, seleccionados por los compradores, ellos vinieron al Perú, certificaron la planta y al productor. Después cuando llegó la cosecha seleccionaron el café por su calidad, comprometiendo cada vez más a los productores que superen los estándares de calidad.  ¿Qué se ha logrado con esto? El café hoy está a US$ 1,26  en el mercado y ya es un buen precio, pero la mayoría  vendió a US$ 5. ¡Eso significa un 400% más precio! ¿Qué  ha pasado ahí?  ¡Que las cosas se están haciendo mejor! 

Entonces, ¿cómo lograr aumentar la calidad de nuestros productos para obtener un mayor valor por ellos? 

Eso viene con el trabajo compartido en la cadena. El agro tiene que tener un buen rendimiento, no puede ser que cuando solo es época de cosecha el productor vaya a recoger lo que tiene, pero no hayan labores el resto del año, cuando se puede aumentar el número de cosechas. ¿Por qué pasa esto? Porque no hay fe en que se puede ser más productivos, entonces las personas buscan otros trabajos para sostenerse mientras viene la próxima cosecha. Necesitamos reevaluar si estamos haciendo bien lo que ya tenemos.  En lana de alpaca solo el 15% está en 17 a 18 licras, que es el estándar para una lana de calidad, el resto está en 22 licras, hay que trabajar para que mayor número de productores logren alcanzar este estándar. 

¿Qué acciones se podrían tomar?

Varias, por ejemplo SENATI ha logrado un modelo creativo de chompa de lana y polyester bastante abrigador que permitiría afrontar el tema del friaje en zonas altoandinas ¡y el producto da! Pero ahora viene el paradigma, ¿cómo logramos mejorar las técnicas del hilado?, ¿cómo producimos el hilado de manera eficiente y de calidad?,  ¿cómo se logra una prenda que tenga las características  de precio y calidad para el friaje? Este producto podría repartirse en todos los colegios en zonas de friaje, o darles también a nuestros policías que tiene que vivir en estos climas.  Entonces el potencial es enorme, porque si están bien hechas también podríamos pensar en exportar,  porque esta chompa tiene además un precio bastante competitivo. En ese sentido, el tema de la producción va a tener éxito en cuanto hagamos mejor lo que estamos haciendo y tengamos más creatividad para lograrlo, esta chompa es un buen ejemplo de creatividad en la producción.

Hay aspectos vinculados a la cadena de producción por hacer más eficientes, porque en el aspecto industrial se están logrando resultados ¿Cómo hacer para empujar la calidad en las diversas fases? 

Como ministro me tocó revisar eso,  porque no puede ser que la industria textil, que es milenaria y donde el Perú ha logrado la mayor cantidad de nudos por pulgada cuadrada, hoy está  desfalleciente, perdiendo empleos. Hay empresas de hilados que han cerrado, nos toca revisar por qué está pasando esto, al ver la cadena notamos que algo ha pasado con el algodón peruano y tenemos que plantear acciones para mejorarlo para tener mejores insumos, de una mayor calidad y a un mejor costo,  para lo cual,  como indiqué, se requiere creatividad y mucha competitividad.  

¿Cómo inocular ambos conceptos en toda la cadena?

Es que hay un tema en el paradigma  de producción que tenemos y  debemos cambiar. Por ejemplo, uno de los temas que planteaba la producción de la chompa que creó SENATI es que no hay suficientes llamas, entonces se pensó en las alpacas, pero en el caso de las alpacas se aprovecha el vellón como lana fina, que está en la parte de la barriga o abajo del brazo; pero hay partes que no valen mucho y que hay que rescatar, entonces ahí es cuando interviene la investigación y desarrollo, donde debemos incidir, pues hay mucho por mejorar e innovar, para eso hay que voltear el rostro hacia la academia. Para el caso del friaje y por propia experiencia de negocios buscamos a la academia, en este caso a SENATI, para hallar una solución. Ahí está el tema, es tener la inquietud, que debe estar apoyado por la inversión y una legislación estable. Si la inversión viene, la inquietud también va a llegar, los desarrollos van a salir. El problema es cuando hay incertidumbre, porque los marcos no son los adecuados y la inversión no llega. 

¿Cuánto pesa la inversión en un esquema donde se logra hacer eficiente la cadena productiva?

Mucho, nosotros tuvimos los mejores precios de los minerales en nuestras exportaciones y todos decían que por eso el Perú creció. No es cierto. Los mejores precios generaron un tipo de cambio del dólar bajo, esto permitió la mayor capitalización en los últimos años de la historia del Perú, porque con un dólar barato todo el mundo compraba maquinaria. Por primera vez la inversión llegó al 22% del PBI. Cuando la inversión sube a esos niveles, el crecimiento mínimo es de 6% a 7%. Entonces tenemos que generar un mejor entorno de inversión. Cuando esto se logra los inversionistas buscan oportunidades y las oportunidades aparecen con imaginación y con la búsqueda de soluciones a problemas reales, no cuando se buscan productos que hoy no existen, que no sabemos cuáles son y en los que queremos ser eficientes.

¿Hay emprendimientos interesantes en ese sentido?

Hay muchos, si uno ve el empeño de pequeños productores  de Apurímac o Huancayo, por ejemplo, de generar un fideo de harina de quinua,  fortalecerlo y con su producto procesado salir al mercado interno y externo hay que abrirle las puertas. Ahí viene el rol de los Centros de Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica (CITEs) en esas inquietudes y ahí podemos implementar el ejercicio que hemos desarrollado entre el ministerio  y el SENATI con el caso de la chompa. Estos centros deben sintetizar y ser articuladores, estudiar los problemas, evaluar oportunidades en el exterior,  convocar a la  academia para desarrollar un piloto; es decir, ensamblar las piezas.  Eso se puede convertir en un paquete de conocimiento con el cual se va a buscar al productor dándole asesoría con experiencias probadas en  el que los productores puedan invertir. Ese es el modelo y por el cual tuvo éxito el CITE Vid del cual yo he sido presidente quince años. 

¿En qué productos podríamos sacar ventaja bajo el esquema que usted plantea? 

El cacao por ejemplo; en algodón podríamos hacer lo mismo, estas combinaciones que estamos haciendo en lana,  en productos andinos. Son muchos. El tema básicamente es: ¿Lo estamos haciendo bien?, ¿qué podemos hacer para que lo hagamos muchísimo mejor?

¿En el aspecto agroindustrial usted también ve potencial? 

Tenemos ese potencial pero falta convencernos de ello. El Perú hoy en día es primero en el mundo en la producción de espárragos, tercero en uvas, quinto en arándanos, cuarto en palta, y cada sembrío nuevo que hacemos nos ha ido bien porque ya se tenía una base inicial, no ha salido de la nada, cada vez se han ido afinando cada tipo de producción.  El espárrago peruano se inició en Ica en el año 1986, la uva también, la palta, el mango, pero no exportábamos porque no teníamos los tamaños adecuados, hoy los tenemos y eso es porque se han hecho bien las cosas. Entonces regreso a mi postulación, no hay que buscar producir cosas que no sabemos sino hacer bien lo que ya sabemos que podemos hacer bien  y mejorarlo. La minería es otro ejemplo, está progresando, nuestro mar igual, la acuicultura está despegando hoy acabamos de firmar el protocolo de langostinos que tenía el problema de la mancha blanca, con ello se abre un mercado de 1,000 millones de habitantes, que es China. 

En el contexto de cambio del rol de los Cites que ha planteado, ¿cuál es el de la academia? 

Primero hay que buscar en los CITEs directorios que tengan algo de imaginación empresarial y para la solución ahí están instituciones como SENATI. Por eso las direcciones de los CITE las hemos reducido, hemos seleccionado nueva gente que sepa articular con las multilaterales, tener imaginación, ver los estadios de la producción  y mejorar; evaluar por ejemplo en qué otras cosas SENATI nos puede acompañar considerando que está a nivel nacional. Hay varios programas que estamos llevando a cabo.  Necesitamos un directorio que esté pensando, estén dispuestos a jugársela por el Perú, que tenga imaginación, compromiso  y conocimiento; es esta imaginación la que va a estar al servicio  de los productores. Una vez que tengamos ese compromiso, avanzamos, ahí lo que estamos viendo es en qué área se requiere más dirección con gente del lugar  y a la que le interese este nuevo entorno, meter estas mejoras y compartir el conocimiento.  

¿Qué planes hay que apunten a la modernización industrial? 

Yo los invito a participar en Perú Inventa; se van a sorprender  de que el Perú esté liderando en el mundo con una serie de temas. Por ejemplo,  un caso es la inspección no intrusiva de flujos, que hoy la contratan compañías que tienen plantas  nucleares, pozos petroleros o de gas. Estos son peruanos, pero las patentes no las puede poner el Perú porque no hay protección o el sistema de protección es muy débil, por lo que lo patentan fuera. En el caso de los famosos autos modernos Tesla los vidrios  se compran aquí.  En ese sentido, la modernización de la industria viene como parte de la demanda, de la creatividad y porque se ha creado un entorno de inversión favorable. Estuve conversando con esta empresa que hacen flujoductos de plástico y ellos hacen una especie de ecografía del ducto y dan cuenta del estado exacto del interior de las tuberías. Este tipo de ejemplos nos da cuenta  que estamos en el mundo del conocimiento.

Este año, igualmente, se va a presentar una técnica para separar el arsénico del cobre por medio de electrólisis, esto también es reconocido, y se ha inventado en la industria minera donde podemos dar grandes avances.  Lo que pasa es que  hay gente que quiere que todo el mundo se alinee alrededor de nuevas cosas que no tienen utilidad práctica dentro de nuestro entorno. El mundo de la invención es un entorno muy escabroso, es como un espejismo, cuanto más la persigues más lejos está. Entonces hay que generar invención alrededor de aspectos prácticos de nuestras industrias y entornos de inversión. 

¿Cómo asegurar esos entornos innovadores? 

El entorno se debe a que hay inversión, nadie estudia pensando que va a innovar, sino porque tiene un sueño o una idea en la cabeza y porque logra apoyo económico.  En Estados Unidos se permite que dentro de la contabilidad de las empresas los gastos de innovación se pase como costos de producción, porque si la empresa no inventa nada la acción cae y si la acción cae, cuesta más recoger dinero del mercado, por eso es que la acción de Apple vale tanto.

Hay innovación programada  y la innovación disruptiva, la disruptiva es la que más sucede en el mundo, pero ambas se dan en función a entornos de inversión que animan a resolver problemas reales.  Eso de sentarme vestido de bata blanca en un sótano  y decir: “¿qué inventaré hoy?” y pensar en sacar algo de la nada no es real, así no funciona la innovación. La innovación es una respuesta a una realidad práctica, un reto y eso es muy difícil de orientar. Considerando esto, hay que asegurar la capacidad de respuesta de la academia y la voluntad de inversionistas en tomar riesgos.

¿Cómo observa lo logrado por SENATI en ese sentido? 

Es un poco tendenciosa esa pregunta, más aún si me la hace a mí, porque soy hincha de SENATI. Hemos trabajado muchas cosas con SENATI. Por ejemplo, hemos conseguido generar el SENATI de Huancavelica que está dando grandes resultados. En general, se trata de una institución que ha crecido mucho y  cada vez más creativa, más cercana a la industria, a los problemas del país y al de las empresas, por eso tiene el éxito que tiene.  SENATI está ganando en los concursos de innovación a nivel internacional y yo creo que mientras más se acerque  a la realidad  y resuelva problemas reales seguirá teniendo éxito. Hay gente que se sorprende porque tiene 83 sedes y 100 mil alumnos, que añadidos a los cursos de perfeccionamiento y mejoramiento llegan a 300 mil personas, es porque está haciendo las cosas bien y está resolviendo problemas reales de la industria. En ese sentido los chicos quieren participar de una institución que tiene avances que en el caso de SENATI son muchos,  su historia lo indica así. 

LA INNOVACIÓN DE SENATI PARA COMBATIR TEMPORADAS DE BAJA TEMPERATURA EN ZONAS ALTO ANDINAS 

El proyecto de SENATI que destaca Pedro Olaechea en la presente entrevista es el “de “Diseño y Desarrollo Textil para Temporadas de Baja Temperatura en las Zonas Alto Andinas”,  impulsado por la Escuela Textil. El proyecto, que ya ha logrado sus primeros productos piloto,  consiste en diseñar y desarrollar telas con fibra de llama con algodón y acrílico (45 % llama, 35% algodón y 20% acrílico). Estos desarrollos tienen alto contenido de fibras naturales de producción nacional (aproximadamente 80%). Asimismo la propuesta tiene bajo costos y es económicamente competitivo en comparación con las alternativas que existen en el mercado. Con el proyecto se aprovecha el hecho que nuestro país es el segundo productor a nivel mundial de este tipo de lana de llama.  Asimismo, es factible su masificación con la participación de las empresas textiles,  de Innóvate Perú y la Red de CITEs, a través de transferencia tecnológica y capacitación.
 

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