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Una preocupación de los centros de educación superior del Perú es la escasa investigación que realizan los estudiantes que egresan de sus aulas. Para aportar en la solución a este problema, SENATI, en virtud a la aplicación de su sistema de Formación Dual, exige que sus alumnos de los últimos ciclos desarrollen un proyecto de innovación y mejora en las empresas donde realizan sus prácticas como requisito para obtener el título.

En el caso de las carreras que se imparten en el Centro de Tecnologías Ambientales (CTA), uno de los más modernos de su tipo a nivel nacional, los proyectos de innovación están enfocados a la eco eficiencia, las energías renovables, el tratamiento de agua, entre otras tecnologías y desarrollos dirigidos a la sostenibilidad ambiental.

Como parte de este esfuerzo por promover investigaciones y proyectos rigurosos desde el punto de vista científico, se concretó la llegada de la doctora en Biología Molecular y profesora de Ciencia y Tecnología Liz Wirtanen, natural de Canadá y egresada de Université Laval de Quebec, quien actualmente dicta un curso especial para instructores de las tres carreras que se enseñan en el CTA, como parte de su voluntariado con Uniterra, un programa de cooperación internacional con el que SENATI tiene un convenio estratégico.

El curso que dicta Wirtanen, que se inició en marzo y culmina en diciembre, se llama “Metodología de Trabajo para la Concepción de un Objeto Tecnológico” y son seis los instructores que estudian en este módulo. Ellos están aprendiendo paso a paso cuál es el proceso científico para desarrollar, desde cero, un proyecto que se plasmará en un equipo o máquina útil, rentable y sostenible.

Mensualmente, los docentes de SENATI, que hoy son los alumnos de Wirtanen, presentan los avances de sus proyectos. Es como un proceso de maduración que culminará con planteamientos concretos listos para ser materializados.

Uno de los proyectos que va madurando en el taller de la canadiense es una trituradora de plásticos; también hay una máquina de compostaje acelerado, un catador de humedad atmosférica, entre otros. Cada uno de estos emprendimientos es el fruto de la inventiva de los instructores senatinos quienes, en opinión de Wirtanen, muestran un excelente entendimiento de los métodos y procesos científicos que ella les enseña.

“La metodología es muy estricta para el desarrollo de nuevas aplicaciones y tecnologías (…) La forma más fácil de aprender este proceso es, ante todo, dándose cuenta de las habilidades que se busca desarrollar”, comenta Wirtanen, quien tiene siete meses en la capital peruana.

Judy Muñoz, la jefa del Centro de Tecnologías Ambientales (CTA) de SENATI, comenta que uno de los “focos” para la creación del centro fue el fomento de la investigación aplicada, de las experiencias y metodologías para crear innovaciones tanto en los docentes como en los alumnos.

El curso que están recibiendo los instructores de SENATI les permitirá, a futuro, mejorar el nivel de los proyectos que desarrollarán sus alumnos, generando un círculo virtuoso. En buena cuenta, el proyecto de innovación es el equivalente a la tesis de un universitario.

Pero, a diferencia de una carrera en una Universidad, la formación que reciben los estudiantes de SENATI se apoya fuertemente en la práctica, lo que les permite insertarse rápida y eficientemente al mundo laboral.

“Los jóvenes del CTA reciben una formación práctica y adquieren experiencia laboral. Cuando culminan (su carrera) conocen la realidad productiva del Perú, no requieren de un tiempo para adaptarse, es diferente a los universitarios que salen básicamente con conocimientos teóricos”, destaca Muñoz.

La metodología que está impartiendo Wirtanen en el CTA potenciará la investigación del centro y será un complemento ideal para el manejo de los equipos y tecnologías que los estudiantes emplean como parte de su formación en las tres carreras que se dictan en este local: Tecnología Ambiental, Tratamiento de Agua y Química Industrial.

 Para enseñar con el ejemplo, Wirtanen, quien realizó un posdoctorado en la NASA, trajo bajo el brazo un proyecto para producir agua potable, el cual se está materializando con el apoyo de los estudiantes del CTA.

Es un destilador solar fabricado con espejos, cartones y maderas reciclados. Actualmente el prototipo está en etapa de evaluación, pero todo indica que los resultados serán positivos. Así como el proyecto de la canadiense, en adelante los senatinos del CTA germinarán nuevas ideas que pueden madurar hasta convertirse en innovaciones eficientes en el uso de los recursos y la energía, pero, sobre todo, en tecnologías que ayudarán a transformar el mundo.

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