Las principales políticas propuestas son: una educación dirigida a promover el aprendizaje de “habilidades” para la vida activa productiva; programas de formación de aprendices, que alternen actividades en centros de enseñanza con aprendizaje práctico en las empresas; y el cultivo de habilidades socioemocionales y metódicas para facilitar la adaptación al cambio tecnológico.

Conocedores de que estas políticas son de aplicación cotidiana en el modelo pedagógico del SENATI, entrevistamos al presidente del Consejo Nacional de la institución para obtener sus comentarios sobre la eficacia de estas políticas.

¿A partir de la experiencia del SENATI, la política de promover el aprendizaje de habilidades permite mejorar los resultados de formación profesional?

De acuerdo a la orientación educativa vigente, la función de la educación es hacer fructificar los talentos y capacidades del ser humano para la vida activa; y la función de la formación profesional es desarrollar las capacidades, competencias o habilidades necesarias para el desempeño eficiente, eficaz y responsable de la ocupación productiva que se asuma.

El SENATI fue creado, a iniciativa de empresarios agremiados en la Sociedad Nacional de Industrias, en vista de que la enseñanza técnica tradicional no desarrollaba ni los conocimientos ni las capacidades requeridas por los puestos de trabajo de la industria moderna; se limitaba a la enseñanza de conocimientos teóricos de diferentes áreas del saber, sin interesar la aplicación de dichos conocimientos para la realización de una tarea productiva o la solución de algún problema práctico.

El objetivo educativo del modelo pedagógico del SENATI es desarrollar capacidades y, para alcanzar este objetivo, la asimilación de los conocimientos tecnológicos y humanísticos pertinentes es sólo el primer paso del proceso de aprendizaje práctico experiencial.

Aprender capacidades o habilidades para el trabajo implica mucho más que aprender datos, informaciones, ideas, conceptos o conocimientos en el salón de clases. Por ello, la mejor forma de aprender a trabajar es trabajando; es decir, mediante experiencias de aprendizaje activo que obliguen a llevar a la práctica los conocimientos, las destrezas, las actitudes y los valores pertinentes, con pensamiento crítico y creativo.

Al desarrollar en los estudiantes las capacidades requeridas por los empleos aseguramos la inserción laboral de los egresados y el elevado grado de satisfacción de los empleadores respecto al desempeño de los mismos.

Ello explica por qué el 92.4% de nuestros egresados se inserta en el empleo dentro de los primeros seis meses.

¿Es factible complementar el aprendizaje en SENATI con el aprendizaje en empresas?

Nosotros hemos logrado adaptar a nuestra realidad el modelo de formación dual que se aplica con mucho éxito en países europeos, tales como Alemania, Suiza y Austria. Todos nuestros programas de formación profesional técnica y tecnológica son desarrollados con un esquema operativo que alterna el aprendizaje en SENATI con el aprendizaje dentro de la empresa. Creemos que, en nuestro caso, esto es factible porque las carreras de formación profesional son diseñadas por el SENATI con-juntamente con las Comisiones Consultivas de Empleadores y porque los estudiantes aprenden ejecutando tareas reales.

En el SENATI, son los propios empleadores quienes definen el perfil ocupacional, con las tareas productivas que deben ser capaces de desempeñar; el currículo de estudios es el listado de las tareas productivas que son asumidas como proyectos de enseñanza aprendizaje; la formación se realiza mediante el aprendizaje activo experiencial con estrategias investigativas. Después que el estudiante aprendió a aprender ejecutando tareas reales en los talleres y laboratorios del SENATI, no hay mayor dificultad para que continúe aprendiendo al afrontar tareas reales en las instalaciones productivas de la empresa.

Gracias a esta modalidad dual, buena parte de los egresados se quedan a trabajar en la empresa en que realizaron su aprendizaje práctico y los empleadores no necesitan invertir en selección de personal ni en inducción al puesto de trabajo o en adecuación a la cultura de la empresa.

¿En los programas de formación profesional del SENATI se desarrollan también las habilidades socioemocionales y metódicas que son necesarias para adaptación a los cambios tecnológicos?

Efectivamente. Para el SENATI, el perfil de competencias de todo empleo u ocupación está compuesto por competencias técnicas, competencias metódicas o metodológicas y competencias socioemocionales. Las competencias técnicas son las necesarias para el propósito productivo mismo; las metódicas son aquellas que facilitan la intervención operativa de la persona; y las socioemocionales son aquellas que permiten la interacción armoniosa con otras personas.

Debido a que la actividad productiva de nuestros días y la competitividad se basan en la aplicación de las innovaciones tecnológicas, las competencias técnicas quedan obsoletas muy rápidamente; por lo que son más importantes el desarrollo de competencias metódicas, tales como el aprender a aprender siempre, la creatividad, la adaptación al cambio, la solución de problemas y el pensamiento crítico y creativo, así como competencias socioemocionales.

Si bien en los currículos de formación mantenemos el interés especial por desarrollar las competencias técnicas de aplicación inmediata, en el proceso de aprendizaje buscamos que desarrollar al mismo tiempo las competencias metódicas y las socioemocionales concurrentes.

De esta manera, nuestros egresados cuentan con la habilidades técnicas, metodológicas y socioemocionales que les sirve de base para asimilar las innovaciones tecnológicas aplicadas a la producción.

Por ello estimamos que el SENATI está mirando el futuro permanentemente y está siempre alerta a cualquier cambio o tendencia en la educación técnica, como es ahora la Industria 4.0 o Cuarta Revolución Industrial, por cuanto estaríamos pronto iniciando la primera promoción educada con éstos conocimientos.